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Siendo el elemento químico más abundante, es natural pensar que el hidrógeno verde es un perfecto candidato para ayudar a descarbonizar la economía y reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles. Sin embargo, su uso a gran escala presenta desafíos que debemos resolver. Con motivo del Día Mundial del Hidrógeno, celebrado cada 8 de octubre (mes 10, día 8, en honor de su peso atómico aproximado), conversamos con Nora Castañeda, Hydrogen Business Manager en Sener, sobre el futuro de este vector energético.
¿En qué sectores tiene más potencial el hidrógeno verde? ¿dónde puede tener un mayor retorno económico?
Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿por qué deberíamos plantearnos emplearlo, cuando la eólica o la fotovoltaica están más asentadas? La respuesta es que, aunque nos interese electrificar el máximo consumo energético, hay determinados consumos energéticos que no son electrificables y que van a seguir requiriendo combustibles y el hidrógeno puede convertirse en un combustible limpio, es decir, sin emisiones contaminantes.
El hidrógeno es el elemento más abundante en la naturaleza, pero debemos extraerlo, ya que no se encuentra aislado de manera natural. Hoy en día, el proceso más habitual de obtención del hidrógeno implica el uso de gas natural y por ende la emisión de CO2. El objetivo es producir el hidrógeno por otros medios que no generen emisiones, he aquí el hidrógeno verde.
Hoy, uno de los mayores consumidores es el sector de la petroquímica y el refinado, y uno de los mayores retornos que tendría para ellos el uso de hidrogeno verde, es el de la reducción de su huella de carbono. No es un beneficio menor, teniendo en cuenta la emergencia climática (según el Informe de riesgos globales del Foro Económico Mundial, 5 de los 10 mayores riesgos a los que nos enfrentamos a 2 años vista son ambientales), Adicionalmente, ya existen aplicaciones y casos de uso donde el hidrógeno verde puede sustituir a otros combustibles fósiles, pero aún hay varios desafíos que debemos resolver para que sea una alternativa realmente competitiva.
Para la década de 2030, se calcula que podríamos tener la capacidad de generarlo de manera sustancial, a una escala mucho mayor que la actual, reduciendo el coste de su producción.
¿Qué debe cambiar para llegar a ese horizonte de competitividad?
Estamos en la dirección correcta. Debemos trabajar para acelerar la optimización de la tecnología y los procesos necesarios. Actualmente, el coste de la producción de hidrógeno está muy ligado al precio de la energía empleada para su generación, suponiendo en torno al 70% del coste total. El resto, depende de los equipos empleados. Hay margen de mejora y ya se está trabajando en ello.
El método más extendido de producción de hidrogeno verde es la electrólisis, en el que, a partir de electricidad renovable, obtenemos una reacción que separa las moléculas del agua y nos permite obtener hidrógeno. La electrólisis es de sobra conocida, pero estamos queriendo que se desarrolle de forma masiva, escalando las plantas de generación y reduciendo rápidamente los costes de los equipos, a la par que se mejora la eficiencia del proceso para conseguir el precio de hidrógeno más competitivo posible. Acometer todo esto a la vez es en sí mismo un reto, que requiere mucho trabajo de I+D, así como colaboraciones entre centros de investigación, ingenierías, fabricantes y usuarios finales. Nuestro proyecto IPCEI Hy2Tech pretende contribuir al éxito del despliegue de grandes plantas de electrólisis.
Pero a la vez, debemos buscar soluciones más disruptivas, y por ello en Sener colaboramos con la UPV y el CSIC para desarrollar una planta piloto de generación de hidrógeno verde mediante microondas, buscando preparar la tecnología para el despliegue masivo de este mercado.
Es una línea de trabajo interesante ya que, si damos con un avance suficientemente disruptivo, lograremos un cambio lo suficientemente significativo como para abrir un nuevo abanico de posibilidades.
Y, en cuanto a su transporte y almacenamiento, ¿qué retos existen?
Son factores importantes, dado que el hidrógeno es un elemento denso en peso, pero no en volumen. Por ello, proyectos como los grandes corredores de hidrógeno están generando tanto interés como posible vía de distribución. También están cobrando importancia los derivados del hidrógeno que son más fácilmente transportables (vía marítima, por ejemplo), como el amoniaco verde generado con hidrógeno verde y nitrógeno del aire, que, posteriormente, se puede craquear en destino para obtener de nuevo hidrógeno o bien usar directamente este amoniaco verde.
A nivel social, ¿cuál crees que es la aceptación del hidrógeno verde? ¿Hay suficiente conocimiento sobre su potencial, también entre los organismos públicos y el mundo empresarial?
El hidrógeno verde ha generado muchas expectativas y en parte se debe a que realmente tiene un gran potencial. Es una buena alternativa para ayudar a descarbonizar la economía, pero, de nuevo, debemos seguir trabajando para perfeccionar los procesos y la tecnología y establecer casos de uso realistas y adecuados a su potencial real, y para ello es necesario dedicar tiempo y recursos a I+D. En el caso de España, hay muchos factores que la posicionan muy bien dentro de Europa en este mercado, pero el momento definitorio es ahora, cuando hay que sentar las bases tecnológicas con criterios adecuados de seguridad.
¿Qué proyectos son más comunes o significativos hoy?
Estamos en un momento fundamental para la adquisición de conocimientos que serán importantes en próximas fases en las que realmente tengamos la capacidad de producir hidrógeno verde a una gran escala. Por ejemplo, en nuestro caso, trabajamos en la construcción de una planta de electrólisis con una capacidad de 2,5 MW para Repsol que surtirá al Corredor Vasco del Hidrógeno, para generar el primer hidrógeno renovable en la región. Más allá de la capacidad de generación, el valor real reside en el aprendizaje que supone un proyecto así. Las primeras aplicaciones son, en muchas ocasiones, las que más datos arrojan de cara a plantearnos como acometer los siguientes proyectos.
La Comisión Europea también está jugando un papel importante, impulsando la investigación y la innovación en el sector. Parte de estas investigaciones giran en torno a la aplicación del hidrógeno en industrias electrointensivas, como la del vidrio.
¿Cuál es la hoja de ruta de las empresas para el futuro? ¿Hacia dónde mira el sector?
Estamos en un periodo de aprendizaje, investigación y desarrollo. Creo que, desde nuestro punto de vista como empresa, es el momento de estar más cerca que nunca de los clientes, entender sus necesidades y decidir hacia dónde debemos llevar la tecnología. Estamos atesorando, con proyectos como los que he indicado, un conjunto de conocimientos que van a ser cruciales en la próxima década para abordar con éxito los primeros proyectos a gran escala que se están gestando. Es un momento ilusionante.
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Nora Castañeda
Hydrogen Business Manager
More than 20 years of experience creating innovative engineering solutions, executing turnkey projects, seeking alliances and creating new businesses, fundamentally in the world of Energy, focusing on renewable and sustainable answers, hybridizing technologies and pioneering ideas.